jueves, 16 de septiembre de 2010

Carta Fundacional

¿Qué es el CEDEC? ¿Cuáles son sus objetivos?
El Centro de Estudios sobre Desarrollo Endógeno y Comunitario (CEDEC) es una asociación sin ánimo de lucro formada por un grupo de investigadores sociales con la finalidad de contribuir al conocimiento y la profundización de las experiencias de desarrollo que se basan en las capacidades endógenas de las comunidades, acompañando la reflexión colectiva de sus integrantes. A nivel metodológico, nuestro trabajo de investigación se orienta hacia la intervención directa en proyectos de cooperación concretos, que se caractericen por el protagonismo de comunidades y por la existencia de dinámicas de activación de los recursos territoriales desde dentro. Con este trabajo de campo, no sólo buscamos profundizar nuestro conocimiento teórico de estas experiencias comunitarias, sino también contribuir a su desarrollo práctico y a su generalización estratégica, especialmente en el ámbito latinoamericano.

En colaboración con otros actores comprometidos en este enfoque, pretendemos que el desarrollo endógeno y comunitario se transforme en una alternativa estratégica en los países en desarrollo, adquiriendo un protagonismo relevante en los debates socioeconómicos sobre el futuro de dichos países. En nuestra opinión, creemos que esta tarea representa un aspecto decisivo para que las comunidades y los sistemas productivos locales puedan insertarse en el proceso de globalización sin sufrir graves consecuencias sociales y humanas, como actores con voz propia, en una conversación polifónica con los actores globales y estatales.

Sin embargo, nos encontramos todavía muy lejos de enfrentar estos desafíos. Las administraciones públicas de los países afectados, incluso las que han alcanzado una organización descentralizada, normalmente carecen de la capacidad técnica y política para incentivar las capacidades endógenas del desarrollo comunitario. Por otro lado, la posibilidad de canalizar las nuevas fuentes de financiación del desarrollo hacia el fortalecimiento de dichas capacidades representa todavía hoy un campo de actuación desconocido para los organismos bilaterales y multilaterales encargados del diseño y la gestión de las políticas de cooperación. Por todo ello, consideramos necesario contribuir a un cambio sustancial y de concepción global en las políticas, en los programas y en los instrumentos de desarrollo nacional y de cooperación internacional hasta ahora utilizados.

En consecuencia, el cumplimiento de estos objetivos precisa de la puesta en funcionamiento de un programa de investigación aplicada y teórica, en combinación con la implementación práctica de proyectos de cooperación en las comunidades locales. Paralelamente, el CEDEC pretende consolidar un programa de formación en estos temas y en diferentes ubicaciones geográficas, a partir de la formalización de relaciones de cooperación con departamentos universitarios y con instituciones de formación de distinto tipo. Con el tiempo, pensamos organizar un centro de documentación sobre experiencias de desarrollo endógeno y comunitario, que contribuya a su difusión y que facilite la labor de los investigadores en esta materia. Además, queremos desplegar un trabajo de sensibilización, especialmente en los países donantes, que contemple entre otras facetas la edición de documentos audiovisuales y gráficos.
¿Qué es el desarrollo endógeno y comunitario?

El desarrollo, lejos de realizarse en un proyecto hacia ser más uno mismo, se convirtió en una imitación, en una reproducción hacia ser como los otros que equivale, para cada cultura en particular, a un ser menos. En este sentido, la búsqueda del desarrollo ha supuesto un separarse, un alienarse, de las raíces históricas y de las identidades colectivas, que en definitiva han dado ritmo y significado al esfuerzo común. Por el contrario, el desarrollo ha conllevado adoptar prácticas extrañas, intentando que los sujetos potenciales del desarrollo renieguen de lo propio.

Para enfrentar esta lógica, es necesario desplegar un discurso y unas prácticas del desarrollo construidos a partir de las capacidades endógenas de las comunidades, sin caer en una mitificación de las mismas. Partir de lo endógeno no quiere decir que exclusivamente desde lo particular se enfrenten positivamente los complejos desafíos planteados por la globalización a las comunidades. En realidad, lo que proponemos es resignificar el discurso del desarrollo y redefinir las políticas de conjunto, de tal manera que las prácticas de los actores (locales, nacionales y globales) y las relaciones que se establezcan entre ellos se orienten estratégicamente hacia la liberación de las fuerzas contenidas en los espacios comunitarios.

Para evitar confusiones, hemos de aclarar que el desarrollo endógeno no puede entenderse exclusivamente como desarrollo local, tan en boga en estos últimos años. De forma coincidente, este último ha focalizado su campo de actuación en lo particular, pero a menudo lo ha hecho inhibiendo las capacidades endógenas, más bien inoculando prácticas ajenas a la comunidad. Detrás de las estrategias de desarrollo local, ha habido un intento de implantar la lógica del mercado como forma hegemónica de regulación social, de canalizar las inquietudes individuales hacia el ámbito de la microempresa y la cultura de la maximización del beneficio.

Nosotros queremos investigar otras posibilidades, participar en el descubrimiento colectivo de otras vías de desarrollo comunitario. En ciertas ocasiones, construyendo enfoques híbridos de desarrollo, que reconozcan la funcionalidad socioeconómica de las instituciones informales de las comunidades a la hora de buscar su lugar en el mundo. En otros casos, reconociendo el valor de la resistencia, como posibilidad creativa desde donde construir un futuro mejor. Lo decisivo siempre: que la inserción de las comunidades en la globalización no las debilite orgánicamente, no incremente sus niveles de desigualdad interna, no sentencie todavía más a los sectores de la población que viven en la extrema pobreza, no diluya las relaciones económicas no mercantiles, que favorecen la cohesión social y la solidaridad entre sus miembros.

Todo lo contrario, lo crucial sería poner en valor las funciones más benéficas de las instituciones comunitarias, donde el desarrollo llegue a representar un proceso de florecimiento de las capacidades propias, convocando especialmente para ello a la reflexión y a la imaginación de los individuos y de la colectividad.

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